- Grupos multiculturales revolucionan la experiencia del aprendizaje online: más de 3.000 niños repartidos por todo el mundo aprenden español jugando
ROIPRESS / INTERNACIONAL / EMPRENDEDORAS - La metodología de la startup Diluu, puesta en marcha por una joven española, ha conseguido llegar a 50 países diferentes combinando tecnología con recursos didácticos propios donde la apuesta es aprender divirtiéndose y la “práctica real” del idioma.
Actualmente una treintena de profesores ubicados en varios puntos del mundo se han unido a esta plataforma que enseña el español a hijos de familias expatriadas que encuentran en esta fórmula un lugar de encuentro, conexión e intercambio cultural.
El juego como estrategia didáctica para acercar los niños al idioma español. Esa es la principal apuesta de la metodología que emplea la startup Diluu, un proyecto de escuela online que, fundada desde Londres por una joven madrileña, ha impartido ya clases online a unos 3.000 niños de familias hispanohablantes expatriadas repartidas por 50 países diferentes.
A día de hoy esta plataforma cuenta con una treintena de profesores de español ubicados en países tan dispares como España, Argentina, Chile, Colombia o Venezuela. De esta manera, no solo se cubren acentos y vocabulario distinto, si no que también se pueden cubrir las diferentes zonas horarias de los alumnos repartidos por todo el mundo.
El juego y la práctica real del idioma: parte del éxito
“La metodología de Diluu tiene una característica muy especial y es el juego. Se convierte en la estrategia didáctica para acercar los niños al idioma, generando intercambio cultural mientras aprenden vocabulario, articulan frases, identifican el trabajo fonético del idioma y lo más importante: se divierten” explica Estefanía, una de las profesoras ubicada en Colombia.
Para ello han creado y enseñan en red una gran diversidad de materiales propios como son kahoots, rol plays, cuentos, canciones y muchas más actividades que requieren movimiento y observación para acompañar el vocabulario.
“Así, nos aseguramos de que no solamente cubrimos ciertos contenidos, si no que lo hacemos de manera atractiva. Nos preocupa mucho que los niños disfruten y que se queden siempre con ganas de más” afirma Laura Nuñez, profesora de español y cofundadora de Diluu. “Son clases muy diversas en las que se mezclan niños y niñas de diferentes países y culturas con el propósito común de aprender un idioma. Para ellos no son clases convencionales, son sesiones en las que aprenden sin darse cuenta a través del juego, hacen amigos nuevos de otras partes del mundo y siempre tienen ganas de asistir y afrontar retos nuevos. Eso se nota en el aula virtual” añade.
Otra de las claves del éxito de esta startup es la apuesta por la “práctica real del idioma”. Esto es, enseñar el español de forma activa y poniendo a los niños en contextos reales.
“Todos los juegos y actividades que realizamos para distintos niveles y edades están basados en la práctica real del idioma. Nuestra metodología se diferencia en que rechazamos la manera puramente memorística de aprender, pues para nosotros no es útil ni duradera. Nuestro éxito está en que los niños aprenden español del mismo modo que aprendieron su lengua materna, a través de actividades dentro de un contexto real” profundiza Laura.
Conexión e intercambio cultural
Este proyecto educativo se centra en niños de familias expatriadas que viven en el extranjero en países no hispanohablantes. En un 75% suelen ser hijos de familias multiculturales en las que solo uno de los padres es hablante nativo de español.
“Tenemos una metodología con la que los niños aprenden jugando y que ha sido diseñada especialmente para este tipo de casos. Ofrecemos clases individuales y en grupo. Vemos que en este tipo de casos se benefician mucho más de las clases grupales ya que son multiculturales, con niños que viven por todo el mundo y que tienen unas necesidades similares. Esto les hace ver la utilidad al idioma y sentirse parte de una gran comunidad” explica la CEO, Lucía Marín.
“Estas clases grupales les dan a los niños la oportunidad de poder conocer e interactuar en español con otros niños que viven por todo el mundo. Esto abre mucho su mente. Muchos de nuestros alumnos solo tienen un referente con el que poder hablar en español. Esto muchas veces les hace pensar que aprender el idioma no es útil o no están motivados. Pero cuando en las clases ven que hay más niños como ellos, les genera más curiosidad” comenta Laura.
Dos españolas en Londres: La ilusión de un proyecto educativo online que surgió del COVID
Lucía Marín soñaba con tener su propia empresa y mientras trabajaba en desarrollo de negocio en una startup en el sector de la automoción en Londres también daba clases de español con la idea de que eso le proporcionase suficientes ingresos para montar algo por su cuenta. Fue así como empezó a ver que había bastante demanda por parte de colegios y guarderías en Londres de clases de español para niños. Muchos colegios estaban cambiando el francés por el español y se decidió a buscar profesores para ver si la idea de gestionar este tipo de cursos era viable. Así fue como conoció a Laura Nuñez, que trabajaba en una guardería en Londres, y a la que le gustó mucho la idea y se hizo socia. “Nos diferenciábamos porque teníamos una metodología divertida, los niños aprendían el idioma con canciones, cuentos, bailes…” explican.
Tan solo 6 meses después el negocio era rentable y Lucia dejó su trabajo para poder dedicarse de lleno al crecimiento de Diluu. Un mes después llegó la pandemia, todos los centros que habían contratado estos servicios cerraron y empezaron a impartir las clases en formato online. Fue entonces, al ofrecer estos servicios online a otros países, cuando empezaron a llegar muchas solicitudes por parte de familias expatriadas que pedían cursos 100% en español y que compartían las necesidades de sus hijos. A Lucía y a Laura les pareció muy interesante y crearon una metodología y diferentes niveles para cubrir las necesidades de estos niños.
“Hicimos un estudio de la competencia cuando comenzamos las clases presenciales en colegios y guarderías. Vimos que las empresas ofreciendo estos servicios no contaban con una metodología o plan de clases y se limitaban a mandar a una persona nativa a estos establecimientos. Por eso vimos que podíamos diferenciarnos en este sentido si estandarizábamos el contenido de las clases de modo que todo nuestro equipo de profesores pudiera impartir sesiones con la misma calidad” cuenta Lucía.
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